- Elizabeth Camaño
- 27 may 2022
- 2 Min. de lectura

Rápido y rapidez es diferente. Muchos cuando comienzan algo lo hacen comparándose con otros y este es el primer error. Lo primero que debes hacer cuando este sentimiento toca tu puerta, por frustración de llegar rápido al resultados, es entender que cada persona es distinta y que tu proceso y propósito comparado con otros son mundos separados.
Ambos tenemos el mismo tiempo 24h, pero lo usamos en distintas proporciones. Este controla todo: el aumento de resultado, la fuerza, las emociones, sueño, la pérdida de tu control y hasta tu movimiento.
No es un mito que hay personas que en lo rápido consiguen buenos resultados. ¡Obvio! Esto hace que demoren menos tiempo. Esas personas se mueven en lo que depende de ellos pero hacen manipulación en lo que no pueden controlar. Identifica su avance y no te pongas a competir con alguien que "aparentemente" tiene más ventaja que tu.
Pero en la rapidez podemos descubrir unas ventajas.
Tenemos más quietud y bases más sólidas, aumentamos la razón y perdemos más el estrés. Además, somos más resistentes y tolerantes a inconvenientes, con un mejor desempeño en actividades de moderadas y larga duración.
De modo que ninguno puede prepararse ni moverse igual que el otro, rápido y rapidez, son diferentes.
Para evitar esas comparaciones aveces absurdas, dejare a cada uno una recomendación corta basada en mi experiencia.
Si eres rápido, actúas sin pensar, inviertes poco tiempo al moverte manipulando cosas que no puedes controlar, llevándote a un crecimiento que no es sostenible a largo plazo. Por otro lado, la rapidez es la razón de cambio de la posición en un tiempo determinado, es decir; paso cortos con firmeza. Mi consejo es que debes evaluarte y revisar si estás en la posición correcta para incrementar crecimiento en cualquier área de tu vida.
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